top of page

    Si nos atacan...

Tenemos que tener en cuenta lo siguiente: En la mayoría de los casos, cuando una persona ataca, no está apuntándole al que tiene enfrente. (Aunque la mayoría de nosotros creamos que es así...) Pensemos que cada uno entrega o da lo que tiene en su corazón. Si tiene odio, eso es lo que da... Si tiene amor, eso es lo que da...

 

El problema surge cuando le adjudicamos a quienes nos apuntan y disparan, la razón y la aceptación de sus acciones. ¡Ahí surge el grave problema! Y justamente el problema y el grave error consisten en hacernos ¨cargo¨ de la agresión que recibimos... ¿Cómo nos hacemos cargo de la agresión? Aceptando que el ¨otro¨ tiene razón e inmediatamente nos transformamos en seres con tanto odio y rencor que necesitamos devolver lo que recibimos, y en lo posible, aumentado, para ¨ganarle y destruirlo¨... A veces ni sabemos de qué se trata la guerra, no sabemos cómo empezó, no sabemos qué le pasó a esa persona... lo que sabemos es que hay que defenderse...

 

Nos tenemos que ¨correr¨ del blanco. ¿Cómo nos corremos? Es simple: No haciéndonos cargo de la agresión, no aceptándola. Y no aceptarla no significa responder con odio (esa sería la PEOR respuesta nuestra...) No aceptarla es NO CREERNOS que la agresión va directo a nosotros.

 

Si nos insultan, no nos creamos que tienen razón. Si nos gritan, no devolvamos el grito, porque estaríamos aceptando que el grito se dirigió a nosotros.

 

Pensemos que quien agrede está sacando lo único que tiene en su interior... y lo dirige hacia nosotros porque justo nosotros pasamos por ahí... ¡nada más! Si pasaba otra persona, iría dirigido hacia esa otra persona... El agresor no conoce otra cosa... tampoco se puso a pensar si había otras opciones mejores... digamos que tampoco le interesó.

En algunos casos pasa lo siguiente: Después de su mala acción, esa persona que agredió se pone a llorar. Bueno, entonces algo se movilizó en su interior... eso no está nada mal... es positivo, se dio cuenta que la agresión estuvo desubicada...

 

No vamos a juzgar las agresiones ajenas, no estamos en el planeta para eso. Lo que podemos hacer es empezar a ¨corrernos¨ del blanco de tiro. Porque si no nos corremos, estamos ¨aceptando que el agresor tiene razón¨ Si me insultan, y yo me enojo, estoy dándole la razón... En cambio si me cae indiferente su insulto, será muy maduro de mi parte, porque me daré cuenta que el agresor tiene eso en su interior...

 

En muchos casos ¨nos provocan¨ para que aprendamos a responder mejor... En realidad, si analizamos este último concepto, haríamos referencia a que nuestra alma, antes de encarnar, eligió a ¨esa persona¨ para que se pare frente a nosotros y nos agreda... Nuestra alma sabía que a través de esa experiencia nos estaría enseñando a no responder de manera automática y cruel... y que debíamos aprender a mejorar nuestra respuesta, por otra más positiva, más amorosa...

 

Empecemos a devolver algo mejor: AMOR.

No es fácil, por supuesto que no... Para eso vinimos al planeta: para aprender. Y a veces aprendemos de la manera más difícil...

Cuando aprendamos a responder con amor, no sólo enseñaremos a los demás (aunque sea una molécula) lo que es el amor... sino que (además) nos va a hacer muy bien a nosotros mismos para lograr ascender...

 

                                                       Stella Maris

bottom of page